Me siento afortunado y agradecido de formar parte de este equipo de trabajo, de participar de la construcción de este lugar de encuentro en el que aportar y enriquecerse, lugar en el que tomar aliento y compartir sueños e ideas encaminados a generar proyectos tangibles, concretos, que finalmente repercutan en la mejora de nuestro sistema educativo.
La andadura de este e-quipo se inició en torno a la coordinación y a la resolución de conflictos desde la mediación en el seno de equipos docentes. Ya desde las primeras sesiones realizadas fuimos transitando territorios diferentes en los que se han puesto de manifiesto conflictos profundos, personales, grupales y sistémicos (estructurales) que no han hecho más que afianzarnos en nuestra conciencia de la importancia de acometer la tarea de desentrañar las claves que implican estos conflictos para poder plantear alternativas.
La construcción de esta plataforma surge de esta inquietud, de la curiosidad y del inconformismo, del deseo de hacer posible una realidad en la que tengan cabida «otras» sensibilidades, otros modos de entender la vida y la educación distintos a los impuestos desde el sistema. Nos brinda la oportunidad de participar activamente y se alimenta de la certeza de saber que el poder de un equipo (abierto a aportaciones constructivas) va mucho más allá de la mera suma de las capacidades individuales de sus integrantes.
Como miembro de la comunidad educativa me siento en el derecho de reivindicar espacios para mi opinión, para la reflexión compartida en el esfuerzo de derribar imposiciones, abriendo tragaluces para hacer más permeable el muro que mantiene al mundo de la educación alejado, protegido, del incierto mundo exterior en el que vivimos.
La puesta en marcha de esta iniciativa en la que estamos inmersos supone, en parte, entender esta frontera como un espacio indefinido y cambiante, incómodo e incierto, pero fértil, que nos permite participar en la construcción de proyectos seductores, provocadores, críticos con un sistema educativo ideado en el siglo XIX al servicio de modos de vida e ideales ya obsoletos (no tanto los intereses) y perpetuado sin fecha de caducidad.
Y ahora…
Puede que nos interese indagar por qué es relevante plantear el trabajo en equipo como competencia cardinal en el sistema educativo hoy; ¿empezamos?
Con las botas puestas 